MONKEYS

Iba el otro día en mi carro y veo que en medio de la calle hay un changuito de peluche tirado en medio de la calle. Así, café y con un moñito rojo en el cuello, como cualquier otro changuito de peluche adorable… sólo que éste estaba desolado y se sentía perdido. Estoy segura que se sentía perdido.

Pasé por su lado y luego lo seguí viendo por el retrovisor, después de todo sí es algo extraño ver a un chango tirado en la calle.

Pero en eso, una gran troca asó como LOBO o algo así atropelló al changuito. La escena no fue nada agradable: Su cabeza se desprendió del cuerpo, un montón de algodón salió volando del cuello del changuito mientras el listón rojo se elevó algunos metros y después cayó al suelo… como sangre que el cuerpo expulsa hacia el aire y después el líquido de la vida se derrama en el piso inertemente.

Así le pasó al changuito.

Y así nos pasa a nosotros cuando; no importa cuánto signifiquemos para alguien, nos encontramos perdidos y desconcertados en una situación diferente a todo lo que nos hemos enfrentado en la vida: Somos changuitos de peluche en medio de la calle.

Así son nuestras ilusiones y deseos más profundos: Manchitas pintorescas en un mundo gris que nos ahoga y nos mancha. Que no pueden huir, que no pueden crecer, que no pueden hacer nada sino quedarse sentadas mientras alguien más con grandes ideas “estándares”, que son ideas normales de la vida y que no pueden detenerse. Porque si se detienen los de atrás chocan y se crea un caos.

Así es la vida: Seguir por las calles, sin mirar a los changuitos, sin mirar cuando su cabeza vuela y su listón cae en el suelo sólo para ser aplastados una y otra vez.

… yo no quiero ser una LOBO… pero tampoco quiero ser changuito… ¿Qué se puede hacer? ¿Ser un peatón?