Filosofía semaforil

Nunca te ha pasado que vas en tu carro hacia algún lado; cuando ya se metió el sol después de un día ajetreado, y derrepente el semáforo se pone en rojo y eres el primero en la fila.

Entonces empeizas a meditar, a pensar, planear, re-plantear. Haces un breve análisis de tu vida, un recuento de tus sueños, de lo que acaba de suceder, lo que sucederá, lo que no pasará. Tu mente trabaja y trabaja mientras miras a la nada.

O quizá miras la luz roja. Roja.

Y cuando menos lo piensas, esa luz se apaga y empieza a deslumbrarte una luz verde, pero ya no sabes lo que eso significa (como que dentro de tanta reflexión se te olvida que esperas la luz verde)

Verde, verde. Adelante? Qué? Ah sí, avanzo.

Pero a dónde vas? Durante un segundo convencido de que tienes que pisar el acelerador e ir hacia enfrente, pero no sabes ya a dónde vas... después ya simplemente continúas hacia tu destino como si nada y todo vuelve a la normalidad.

De verdad, nunca te ha pasado?

Es como olvidar a dónde vas porque estas esperando avanzar... y después se te olvida avanzar porque estás pensando cosas que sucedieron o pueden suceder cuando no estás ahí esperando.



Olvidar qué esperas, porque estás esperando.


Qué intenso.