Tú

Y aquí estoy: Sentada en esta banca verde... verde, me gusta el verde... en esta banca en la cafetería de mi trabajo... son las 7:20, una hora y diez minutos antes de mi hora de entrada. No hay nadie, pero algo tienen las Doraditas Tía Rosa que me hace sentir tan calientita por dentro y por fuera.

Doraditas, son deliciosas. Pedacito por pedacito. mmmh!

Pero en realidad pienso en tí. Pienso en tus cejas hermosas, en tus ojos color miel de maple, tu nariz (me gusta tu nariz) y la manera en que tus labios apenas se mueven cuando hablas. Murmullos, me hablas murmurando. Así hablas tú. Y me encanta.

Debo admitir que adoro la manera en que cuidas tu barba, tu fuerza, lo detallista que eres, la manera en que piensas con el corazón, que dices las cosas tal cual y sin rodeos. Amas lo que yo amo.


Las cosas son así... de vez en cuando creo que eres perfecto.


Pero luego me invade la realidad.


Tú amas otras pequeñas cosas más, existen ciertos vacíos donde no debería de haber y aunque quieras pasar el resto de tu vida conmigo, aunque lo mismo quisiera yo, no podría ser.

Lo siento, mentí. Sí puede ser. Pero las consecuencias... consecuencias... no sé si las pudiera soportar.


Aún así te quiero.


Aún así ansío estar contigo.


Aún así disfruto cada instante de tu presencia.


Aún así tus besos ruidosos son lo más dulce que ha conocido esta tierra.