soy una asesina!!!
Queridas personas:
Este día es necesario escribir acerca de algo que ha atormentado mi alma por las útimas 24 horas.
Ustedes saben muy bien que parte de mi labor como cuidadora oficial de las peceras es mandar a los pobres animalitos muertos a lo que yo llamo "el fichi heaven". Lo he hecho muchas veces sin arrepentimiento alguno e incluso he tenido que sacrificar a unos cuantos fichis que tienen hongos.
A ellos los he sacrificado en pro de la comunidad fichiliana porque los hongos son contagiosos: Cubren al animalito por fuera, luego por dentro y tanto sus miembros (aletas) como órganos vitales dejan de funcionar, terminando en una muerte inevitable.
Por ellos no he sentido arrepentimiento alguno, no.
Pero ayer, amigos. Ayer! Al ponerme a revisar la condición de los peces noté a un pobre fichi que evidentemente no estaba bien. Estaba inflado, como un pez globo, con las escamas levantadas como picos horribles, algo tenía que lo hacía ver como borrosito, tenía los ojos saltones y se comportaba muy agresivamente...
Me quedé observandolo un rato y se veía muy curioso, pensé que era algo como que estaba enojado (si, los peces tienen moods). Pero me puse a investigar en internet y el pobre fichi tenía nada más y nada menos que Hidropesia: Una enfermedad en la que el tejido corporal acumula líquidos. Por eso estaba inflado, por eso se veía borrosito y por eso se le levantaron bien feo las escamas... porque estaba todo hinchado el pobre animal.
Es una falla en el metabolismo, por lo que no hay cura en realidad. Así que bueno, mi papá me dijo que lo sacrificara porque estaba sufriendo y poco a poco iba a morir... así que... al fichi heaven.
¿PERO COMO? El pobre fichi no le iba a hacer nada malo a nadie! No es enfermedad contagiosa! Yo no estaba convencida de querer hacerlo.
Parecía que el pececillo sabía su destino porque en cuanto metí la red para sacarlo se escondió y no salía ¡Aunque le ofreciera comida, aunque lo asustara! El pobre, pobre animal. Por fin lo atrapé y lo eché al fichi heaven... entonces, sucedió...
Con esos ojitos saltones viéndome de esa manera! Ahora estaba arrepentida, pero no había vuelta atrás. Con todo el pesar de mi corazón moví la palanca! Pero el fichi luchó. Es preciso decir que luchó contra la corriente mientras el horror lo invadía por completo... yo pude verlo... y el pobre pez, el inocente animal, el indefenso y pequeño fichi fue sacrificado al gran dios de la decisión humana.
En la noche tuve pesadillas y en el día recuerdo sus ojitos, su cuerpo borrosito y cómo; con un simple movimento de mi mano, lo maté.